miércoles, 30 de septiembre de 2009

Urubamba blues


Mucho viento hace en el mirador que mira Urubamba, pero en Urubamba no y eso a veces es bueno y a veces malo.

Para bajar de ese sitio tuve que pedirle a unos camioneros, tras hacer señas casi media hora a todos los autos que pasaban, que me lleven hacia la ciudad.

En el descenso les pregunté por qué vendían las verduras que llevaban y cuanto ganaban por ellas al venderlas y me dijeron que regular, pero que antes era más.

Por qué tan bajo ahora, les dije, y me dijeron que ahora el negocio era vender pollos.
Y por qué no lo hacen les dije.
No nos gusta vender cosas con hormonas me dijeron, orgullosos.

Luego me bajé del camión y les di dos veces las gracias a estos, mis amigos.
Uno de ellos sacó la mano para despedirse pero el frío le obligó a meterla casi de inmediato, y luego cerrar su ventana.

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