viernes, 31 de agosto de 2007

Ingmar Bergman, Upsala 14 julio 1918- Faro, 30 julio 2007



"No veo mis propios filmes con frecuencia. Me pongo nervioso y me entran deseos de llorar"

Hace más o menos un mes que Ingmar Bergman falleció. No sé qué habrá sentido antes de percibir que ese frío llamado comenzar-a-morir le entraba por el cuerpo, pero supongo que a pesar de todo, a él la muerte no le agarro totalmente desprevenido. A lo largo de su obra, tanto habló de ella, y de tantas formas la ejemplificó que tal vez al verla se decepcionó, o tal vez supo que al menos en alguna de sus películas hizo una descripción que se correspondía con la parca, al menos un poco. Eso sería suficiente.


Bergman y la muerte; un tema dificil teniendo en cuenta que precisamente hablaba tanto de ella en sus filmes como si en verdad su objetivo fuera exfoliar de él esa sensación, ese pálpito habitual por el cual todos en ciertos instantes nos quedamos pensativos y abrumados por ese vacío que supone el cambio de fase.


Lo extraño es que al parecer, ese temor de Bergman por tratar de comprender esta relación entre muerte y hombre le haya llevado, más que a tratar de conocer a la muerte, a dar una visión bastante nihilista sobre el destino del ser humano frente a aquella. Y se corrobora con gran parte de sus películas en las que de algún modo está implícito como un hueso en la garganta este tema de la degradación humana, sea moral, sea física, pero a fin de cuentas, degradación que lleva inevitablemente hacia el vacío, hacia cierta inexistencia, hacia ese vértigo que no es otra cosa que el miedo a desaparecer.


Y Bergman, tal vez por su propia búsqueda, planteó esa perspectiva en toda su obra: y claro, así se hace más turbio comprender por qué en El séptimo sello la muerte juega, solemne, al ajedrez con el caballero medieval que lo único que quiere es tiempo para entender cual es su sentido; por qué en La hora del lobo toda esa pesadilla enloquece al protagonista de tal forma que su proceso de descenso contagia también a su esposa, la cual albergaba aún cierta esperanza que a todas luces al final se ve como inútil; por qué en La pasión al final termina Andreas destrozado por ese mismo vacío y poco a poco su imagen se pierde, así también en Shame el viaje de los personajes por huir de la guerra se convierte en una angustia y desesperanza que los va hundiendo sin dejar nada de ellos, sus sueños rotos, tal vez, como único posible rastro de que alguna vez fueron seres humanos, que estuvieron vivos realmente.


Y así, hace un mes ese Bergman se fue, dejando en su obra tal vez una de las visiones más pesimistas, y no por eso menos cierta, de lo que implica la complejidad trágica del hombre, dejando de lado moralejas o posibles soluciones facilistas y convencionales: el cine de Bergman simplemente se encargó de colocar en el ecram esos traumas, conflictos y problemas hondos con los que lidió y que no supo, ni él ni nadie, resolver, y que tal vez nunca sean expuestos de forma tan dura, tan punzante y sobrecogedora como en sus películas. En suma, toda su obra me pareció una escena densa y tétrica de enormes miedos que no queremos ver, y que están en nosotros, tal vez por eso sea.



Adios Ingmar Bergman, que el descanso que tanto buscaste en vida te acompañe ahora. Eso espero. Y tal vez no sea correcto decir que la muerte finalmente ganó la partida de ajedrez; y tal vez sea posible que te hayas dado cuenta de que al terminar la partida, era facil patear el tablero lo cual supone recoger las fichas y tener esa bienaventurada capacidad de empezar de nuevo.



miércoles, 29 de agosto de 2007

El ojo que llora, (o Los huerfanos de Dios y los entenados del diablo)

"Huérfano de Dios y Entenado del Diablo" por Edwin Montantañez Angeles


Ayer martes 28 de agosto fue el día central de una serie de actividades que conmemoraban los 4 años de la entrega del informe de la comisión de la verdad.

"La Batalla del Cerro Condorsinqa" por Hildo Darío Huamaní Zubilete

A pesar de eso los cambios, y tal vez como era de esperarse, no han sido muchos. Falta de información y compromiso verdadero por parte de los actores sociales involucrados, lo de siempre.

"Asesinato a 18 Personas - Puchapunco" por Yerson Palomino Perez


Por eso quería mostrar imágenes de la violencia vivida hechas por los mismos afectados. No por afan de morbo, sino por que a veces, solo a veces, es cierto eso de que una imagen vale más que mil palabras. En este caso atrae más, al menos, que colgar los testimonios de estas personas.

"Mis Recuerdos están Presentes" Condori Esteban, Luisa


Y por otra, es necesario dar a conocer estos trabajos sinceros de los involucrados en los oscuros años de violencia política a manera de hacer también que el recuerdo nefasto de ellos pueda ser entendido, en cierta forma, por nosotros. Y que, al alcanzar esta empatía, tratemos de ayudar o al menos hacerles saber que no somos indolentes ante ese pasado.


"El Silencio de los Dioses" por Villalva Vega, Raúl

Este dibujo titulado el silencio de los Dioses fue uno de los que más me impactó, de por sí la imagen tiene una fuerza simbólica enorme, como las raices formando manos que claman, la bandera peruana y la bandera de la paz, clavándosele por la espalda al campesino inerte teniendo como fondo el cielo rojo con el ojo de Dios, no sé qué Dios, llorando su sangre, la misma tal vez, que mana de los ojos de los cerros que detentan perfiles humanos.

"El mundo al revez" por Wilder Lozano H.

¿El mundo al revez?, pero el mundo está bien, la gente es la que está al revez. Y eso le jode, como siempre a los más indefensos. Y sí, es ingenuo, pero alguien una vez se preguntó, y le doy razón

¿Por qué los buenos se mueren primero?

Hasta ahí nomás. El recuerdo jode, pero es dolor para crecer y no volver a ser idiotas, ni a permitir que los otros hagan idioteces

http://yuyarisun.rcp.net.pe/index.htm

jueves, 23 de agosto de 2007

hola




Buee, los blogs están como en boga.... y supongo que por eso cree el mío.

El ascensor jode

rock on