Ya te fuiste abril
Ya te fuiste abril/ Y mayo ha pasado su tercio sin que me diera cuenta/Ya te fuiste abril/ Y mayo ha pasado su tercio sin que me diera cuenta/ Ya te fuiste abril/ Y mayo ha pasado su tercio sin que me diera cuenta/ Ya te fuiste abril/ Y mayo ha pasado su tercio sin que me diera cuenta/ Ya te fuiste abril/ Y mayo ha pasado su tercio sin que me diera cuenta/ Ya te fuiste abril…
… y yo también me asustaba cuando terminaba el ruido base que me daba el motor de la refrigeradora.
Y estos días caminaba por una ciudad que tenía calles cerradas, veredas derruidas y calles cerradas, veredas derruidas y calles cerradas, veredas derruidas y calles cerradas como si hubiera pasado un fuerte sismo. Y por algo sería que las personas estaban malhumoradas y empolvadas, no en ese orden precisamente, pero aburridas y borrosas, de color marrón y a veces brillantes por todos lados y los carros se hacían lentos, penosa su carrocería, sus cuerpos bonachones llenos de asfalto de día y de sol azul marino de noche como pescados enormes y metálicos; y yo que caminé algo adquirí también esas cualidades del estado de emergencia y me puse empolvado, borroso, amarillento, sobre todo mis ojos, y caminé por esa tierra afirmada y esas veredas destrozadas por el fuerte sismo que había pasado por nosotros y de pronto me sentí aún más borroso por que no recordaba el terremoto que seguramente ocurrió mientras dormía, mientras estaba en un parque o corriendo, y me sentí yo también un pescado caminando por el asfalto con el cielo negro y azul y plomo extenso sobre mi cabeza, sobre mis hombros sobre mi mochila a tal punto metálico que tuve algo de tristeza por que el terremoto había sido fuerte y no estaba yo para compartir la desgracia, la solidaridad en la desgracia, con la gente que lo había sufrido, perdone usted señor mendigo, disculpa la indiferencia perro sarnoso del mercado de frutas, usted también , señora cansada de vender flores.
Todo ha sido muy rápido y en la mente es difícil de procesar, y me sentí empolvado caminando por la Arequipa
Y ya que estaba cabizbajo por la desgracia ajena
Me recliné sobre la tierra reafirmada
Ya pretérito
y me volví Anguloso pétreo
Casi meridional
y cinético
remilgado
sonorial
inercial
tráquido estronio y euforbio
proteico sublingual estanco
maximal
cretino hasta mis dedos
y conciente de mis actos
por pura flojera
y me di cuenta que a veces lo único importante es traer un lapicero
y más transaccional me sentí que lo molecular
y caústico
y causal
y atóno
como un derrotero
y el culpable de la muerte de todo el ganado vacuno
y del choque de los trenes eléctricos inexistentes
y ya estaba casi de vuelta en casa
nuevamente como un pescado enorme que se camufla
como el bonito que se camufla
como el ratero que se camufla
y al punto de una cuadra miré el grifo donde todos seguían empolvados, más empolvados por la luz amarilla de la noche que nunca
y me tropecé por que el sismo tal vez no había pasado del todo
y esta réplica significaba que debía andar con cuidado, amarrarme los pasadores o aprender a amarrarme los pasadores y así esquivé los tractores, los taladros, los caterpillar
y me sentí mecanizado,
Septentrional al estirar los brazos
Demiurgo al bostezar
todo ese camino que ahora se perfilaba como exhausto…
Ya te fuiste abril… Ya te fuiste abril/ Y mayo ha pasado su tercio sin que me diera cuenta/Ya te fuiste abril/ Y mayo ha pasado su tercio sin que me diera cuenta/ Ya te fuiste abril…
estoy empolvado
viernes, 9 de mayo de 2008
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3 comentarios:
epa, mira a quién me encuentro aquí
eh, el de arriba soy yo, giancarlo, infeliz del demonio...
Mucha ráfaga. Un mono disparatado disparando. Hay que ponerle una malla a las palabras. ¿Cuál es la forma del silencio?
No Bacon, sino Pollock.
Firma: El hombre más coherente del universo
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