miércoles, 26 de enero de 2011

La niña





Caminé y me detuve, y así anduve como por dos horas. La niña en azul pudo verme desde lejos y yo también. Sus ovejas pastaban a sus pies. Yo empecé a subir la cuesta de forma desordenada, sin mirarla, o fingiendo que no la miraba para no asustarla, para no decirle que en ese momento quería tomarle muchas fotos a su elegancia infantil, a su serenidad.

Cuando anduve cerca nos vimos por un momento, luego pude tomar estas tres fotos antes de que ella, asustada, se bajara.

Las ovejas corrieron con ella cuesta abajo.

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