Andaba pensando
en asesinar
a un gran amigo
pero aún en mi mente,
imaginada la escena,
fracasé en el intento
por que él
logró esquivarme
y se fue casi ileso
lo que me dejó de mal humor.
Después lo vi
y me saludó con un abrazo
y esa estúpida sonrisa
que yo no tengo
nunca.
Le pregunté por qué sonreía,
y no dijo pero yo sabía que era por gratitud,
por que seguía aún con vida.
En el fondo se le notaba algo asustado.
jueves, 24 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Y... si no era miedo?
es que su amigo no sabía nada, pero sabe de tu proceder...
también me consta que no sonries nunca y andas con un libro en la cabeza.
está genial
que miedo
Publicar un comentario